Pues si, ha pasado ya otro año.
Y ya son cinco desde el día que le diagnosticaron el NB
Y si, afortunadamente son cinco años.
Cuando nos dieron el diagnóstico y conocimos la gravedad del pronóstico pensar que Yanay estaría con nosotros ahora era un ejercicio de autentica fe pues médica y estadisticamente era bastante improbable que tal y como llegó al hospital pudiese superarlo.
Pero ella es fuerte, muy fuerte, y gracias a ello está superándolo.
Trístemente, en este largo camino han ido quedando muchos compañeros, demasiadas estrellas a las que Yanay reza cada noche, los últimos Pau y Carla, niños que no pudieron con los duros tratamientos que recibieron o que como ella precisaban uno muy específico y que en su momento algún necio decidió negarles.
Un buen amigo, el Dr. García, nos dijo al conocer el diagnostico que lo mejor que podíamos hacer era disfrutar de ella cada día como si fuese a ser el último que estaba con nosotros y que procurásemos que su experiencia vital fuese lo más enriquecedora posible. Y en eso estamos.
Por eso Yanay hizo ballet, por eso se apuntó a judo lo mismo que a natación y ahora a jugar a fútbol de portera.
Porque ella no lo sabe todavía, pero cada dia que baila, cada vez que hace un largo en una piscina o cada pelota que para, es una victoria. Una victoria contra el temible NB y un ejemplo para aquellos que acaban de conocer que sus niños padecen esta terrible enfermedad. Un espejo en el que mirarse y encontrar la esperanza de que por que no, sus hijos también saldrán adelante y podran bailar, nadar, jugar a fútbol o hacer todo aquello que deseen.
Ánimo a todos aquellos que estaís ahora en la lucha.